CAMILO DURAN “EL VIEJO CAMILO” Cuento de Wilfran Saurit

Camilo Duran, era un hombre Alto de contextura delgada, de voz y un temperamento fuerte, pero responsable, cumplidor de su palabra y sus deberes, comprometido con las causas que se proponía, fiel a sus principios de hombre bueno y trabajador, consciente de sus actos, prudente al hablar, mamador de gallo y hasta cobarde, eso era Camilo Duran Ramírez,  cuando estaba en sano juicio y sin probar alcohol, porque cuando tomaba Ron era un hombre totalmente diferente terco como ninguno que le gustaba buscar peleas y le molestaba hasta el vuelo de una mosca,  perdía la prudencia, la decencia y la paciencia con facilidad.

Camilo Duran fue un artesano cuyo oficio era fabricar muebles con técnicas especiales para trabajar la madera, curtir cueros con cal y el fruto del dividivi para construir muebles de calidad. Fue un ebanista  de los mejores y dueño  de un pequeño hato ubicado en lo que es hoy es el Barrio Paraíso que se extendía hasta casa e zinc, también fue propietario de la cueva del tigre con un número regular de reses  que poco a poco  fue acabando dejando todo en las cantinas por su forma de tomar tragos, malvendiendo todo y mujereando por el Plan, Guacoche, Urumita,  San Juan y Codazzi, siempre montado en un caballo  color melado o en una yegua de color Blanco, en esas correrías siempre se  gastaba todo antes de regresar a la Jagua del pilar con los bolsillos vacíos donde remataba vendiendo otra res y tomando con amigos como Rafael Flores, Clodomiro Lago, Florentino Fuentes y otros. 

El viejo camilo Borracho peleaba y discutía por todo y cuando llegaba a la casa luego de una discusión empezaba a batir todo lo que encontrara a su paso,  los asientos  o taburetes se veían pasar  por encima del caballete de la casa, una vez estando en esta acción luego de que ya no encontraba sillas que tirar  tomo el sillón de una burra y cuando  lo alzo para batirlo contra el suelo se le enredo el arristranco en el cuello y como lo  tiro con tanta fuerza este se lo llevo contra el suelo, donde callo privado por el golpe que se dio con los cachos del enjalma.

En una ocasión a Magola se le había extraviado  un puerco  y  cuando paso   frente al viejo Camilo  que estaba tomado le pregunto que si no lo había visto y él le respondió no se sabe si por groserías o por chanzas, pero le dijo  vee Magola yo  del único puerco que se es del puerco de mi culo porque lo cargo detrás de mí y no he visto ningún puerco por aquí distinto a ese.

Camilo Duran alicorado era guapo y no le importaba desafiarse a duelo de muerte  con quien fuera, como la vez que lo hizo en un medio día con Manuel Manjarrez  Romero con el que tenía un litigio  por un pedazo de tierra se citaron a un duelo y con revólveres en manos ambos se apostaron detrás de un árbol, Camilo Duran detrás de un Carreto y Manuel Manjarrez  detrás de un Dividivi  asomaban un ojo y se escondían detrás del árbol, la gente salía corriendo de un lado para otro esperando que uno de los dos disparara y cayera el otro pero después de media hora de estar allí en el camino Real que conducía del Pueblo al arrollo y sin disparar ni un solo proyectil decidieron arreglar todo por las buenas y se fueron para Villanueva  hablar con el Personero, después de esto Camilo siempre que se emborrachaba se acordaba del tema y quería armar camorra.

Camilo Duran después que enviudo, con la muerte de su compañera Sixta Saurith, siguió con su vida de bohemio y con setenta y más años  enzima se consiguió una muchachita entre los 15 y 16 años con la que tenia encuentros amorosos  en la casa de Agustina TINA Duran ubicada en la calle principal donde hoy está la piscina   lugar donde él tenía su taller de carpintería y una mañana cuando iba a cumplir con su cita al llegar se encontró con Toño el hijo de Eduardo el manco como lo llaman cariñosamente y Teresa Romero y le dice, vee pedazo he loco vete de aquí que me vas a echar a perder el polvo.

Toño un joven de condición especial que para entonces era un niño no entendió ni papa de aquel  mensaje pero nunca  ha olvidado aquel momento y con mucho humor y alegría lo recuerda y suelta una carcajada y aflora una sonrisa que le saca lágrimas de risa al que lo escucha narrar esta anécdota