EL PANITA BAUTE EN SU PASO POR LA JAGUA DEL PILAR Cuento: Wilfran Saurit
El Panita Baute como era conocido popularmente, Guillermo Baute Uhia fue descendiente de una prestigiosa familia Vallenata, hijo de un exgobernador y ahijado de un Expresidente, El panita con vínculos afectivos y familiares en la población de la Jagua del Pilar Guajira donde solía pasar temporadas de vacaciones, era un hombre de mundo que en su juventud viajaba a la república de Panamá en Busca de ropa y Prendas para comercializarlas en la capital del Vallenato, negocio con el que este personaje obtenía buenos dividendos sin embargo una vez tras negociar unas lujosas joyas con unos borrachos a quienes les vendió en un abrir y cerrar de ojos unos anillos de ORO y relojes de Marca Mido y Balboa con precios sumamente bajos que los compradores movidos por el precio tan atractivo le compraron toda la mercancía, pero al cabo de 5 días los anillos pelaron el cobre y los estafados indignados como si se hubiesen puesto de acuerdo fueron todos a reclamarle a Guillermito a su casa y gritaban todos a la vez que salga que salga y que nos devuelva la plata, pero el Panita ya estaba lejos de Valledupar, se había volado para Maracaibo
Guillermo el Panita Baute, tenía cara de clérigo bueno y quizás por esas casualidades de la vida era aficionado a las visitas nocturnas a las iglesias y por esta razón muchos llegaron a pensar que era religioso, aprovechando la similitud una noche en que se encontraba en una de esas vacaciones que el se tomaba llego a la iglesia de la Jagua del Pilar. Entro a la sacristía, habitación donde guardan los objetos que utilizan los curas para oficiar las misas y se llevó un alba o sotana de color blanco, un habito, el Cíngulo, la estola que es una especie de banda que los sacerdotes se cuelgan del cuello sobre el pecho y una casulla.
Al día siguiente Bien temprano el Panita, montado en un caballo con estos atuendos se fue para el Plan, llego a la iglesia, toco las campas, acudieron los fieles, oficio la misa dominical, con ligeras variaciones, la gente lo noto y lo comento a voz baja pero nadie protesto, luego de terminada la misa rápidamente empaco y se devolvió para la Jagua, en su caballo.
En otra de esas vacaciones del panita en La Jagua, una noche como a las dos de la mañana cuando caminaba por las calles solitarias y a la luz de la luna se encontró con una burra a la que se le acerco, se le encaramo y se la llevo con rumbo a la casa de Dios, cuando personas que lo vieron en esta acción pensaron que haría otra cosa con este animal, la subió al atrio, la maniato, la tumbo al piso nadie supo cómo lo hizo ni con la ayuda de quien lo cierto es que, el Panita, tomo las cuerdas que colgaban del campanario y las ato a las extremidades del pobre animal que con las patas pa’ arriba empezó a patalear y comenzó el Tam, Tim, Tam, Tam, Tim, Tam y el repique de campanas cada vez era más fuerte como si estuvieran haciendo un llamado desesperado tratando de alertar a la población de un posible desastre, incendio o ataque subversivo.
Toda la población se despertó,,,, desesperados corrían y salían de todos lados para saber que sucedía en el pueblo, cuál era el motivo del Tam, Tim, Tam y al llegar a la iglesia y al ver la burra con ese espectáculo, muchos pensaron en cosas diabólicas y se devolvieron más asustados que antes y luego al saber la verdad les dio ira con el Panita, pero como dice el refrán después de la tempestad llega la calma y todo termino en un coro de carcajadas.



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