Santiago



Santiago Andrés es un niños de cinco años de edad con muchas virtudes con los defectos normales de su edad que hay que irle corrigiendo, aprende con facilidad sobre todo ingles y de tecnología el computador lo apaga de una forma que sorprende a los adultos, busca e instala juegos sin saber, leer todavía  se le ocurren cosas y dice otras que ponen a pensar a los adultos.


 Santiago sueña con frecuencia y al levantarse Habla de ellos, tanto de los sueños dulces como de algunos que dan miedo e inquietan, sueños que el narra con muchos detalles sueños, que ocurren mientras duerme y su cerebro está muy activo, las  imágenes que procesa su cerebro pueden parecer tan reales como las emociones que pueden desencadenar.

Pese a la corta edad Santiago entiende que una pesadilla no es más que un sueño y que lo que ocurre no es real ni puede hacerle  daño sin embargo  algunas veces siente miedo como sucedio con su primera pesadilla o sueño, donde dice que soño que a su prima  Asly Nicoll de 6 años, dice el que la mandaron a la tienda por unos panes y un ratón la mordio y se convirtio en una rata grande esto le produjo mucho miedo y se levanto llorando y se abrazo a su mamá  y le conto lo que había pasado, la madre le explico  que era una pesadilla y que ya habia terminado  ya estás despierto y todo esta bien”. se tranquilízo al comprender que estas cosas  no habían ocurrido en el mundo real.

Al día siguiente volvió a soñar con una morrocoya que tenia donde la Abuela Martha, conto que la morrocoya se habia crecido mucho y que se había ido  de la casa al levantarse dijo mami yo sueño mucho quiero ir para donde mi abuela que la morrocoya se fue, efectivamente el animalito lo habían trasladado para una finca y la abuela le tuvo  que decir que se había ido con su mama para que se tranquilizara.


el sueño con los pajaritos


el sueño con la playa





Nadie sabe exactamente qué provoca las pesadillas. Los sueños y las pesadillas parecen ser una de las formas en que los niños procesan lo que piensan y sienten sobre las situaciones que afrontan, y elaboran lo que les preocupa e inquieta.

Algunas pesadillas pueden ocurrir cuando están estresados o afrontando un cambio importante. Los acontecimientos o situaciones que pueden resultarles preocupantes, como una mudanza, un cambio de escuela, el nacimiento de un hermanito o las tensiones familiares, también pueden quedar reflejados en los sueños inquietantes.

A veces, las pesadillas forman parte de la reacción de un niño a un trauma, por ejemplo, una catástrofe natural, un accidente o una lesión. A algunos niños, sobre todo, los que tienen mucha imaginación, leer libros o ver películas o series de televisión que dan miedo justo antes de acostarse les puede provocar pesadillas.

A veces, una pesadilla contiene fragmentos reconocibles de acontecimientos y experiencias del día, pero con un giro siniestro o aterrador. Es posible que los niños no se acuerden de todos los detalles, pero suelen recordar algunas de las imágenes, personajes o situaciones, así como las partes que dan miedo.

Favorecer los sueños agradables

Los padres no pueden impedir que sus hijos tengan pesadillas, pero pueden ayudarles a dormir bien por la noche, y eso favorece que tengan "dulces sueños".

Para ayudar a su hijo a relajarse cuando sea la hora de acostarse, asegúrese de que:

se acuesta y se despierta en torno a la misma hora todos los días

sigue una rutina antes de acostarse que le ayuda a aflojar el ritmo y sentirse seguro y protegido mientras concilia el sueño. La rutina podría incluir un baño, mimos, leer o tener una conversación relajada sobre los acontecimientos agradables del día.

tiene una cama acogedora donde le resulta fácil calmarse y relajarse. Puede ayudarlo el hecho de tener su juguete preferido, un peluche, una lamparilla de noche o un atrapasueños.

evita las películas, programas de televisión o cuentos que dan miedo antes de acostarse, sobre todo si estas actividades ya le han provocado pesadillas antes.

sabe que las pesadillas no son reales, que solo son sueños y no pueden hacerle daño.

Después de una pesadilla

Puede ayudar a su hijo a superar una pesadilla de la siguiente manera:

Tranquilícelo asegurándole que cuenta con usted. Su serena presencia le ayudará a sentirse seguro y protegido cuando se despierte asustado. Saber que cuenta con usted contribuye a afianzar su sensación de seguridad.

Defina lo que ha ocurrido. Explíquele que era una pesadilla y que ya ha terminado. Puede decirle algo parecido a: “Has tenido una pesadilla, pero ahora estás despierto y todo va bien”. Tranquilícelo asegurándole que las cosas aterradoras de la pesadilla no han ocurrido en el mundo real.

Consuélelo. Demuéstrele que usted entiende que esté asustado y que no hay nada de malo en ello. Recuérdele que todo el mundo sueña y que, a veces, los sueños asustan, inquietan y pueden parecer muy reales, por lo que es natural tener miedo.

Utilice su magia. Con niños de hasta siete u ocho años de edad que tienen mucha imaginación, los poderes mágicos de su amor y protección pueden hacer milagros. Quizá pueda conseguir que los monstruos imaginarios desaparezcan con una dosis de espray mágico anti-monstruos. Luego abra el armario y mire debajo de la cama para que su hijo se quede tranquilo al comprobar que no hay peligro.

Luz ambiental. Dejar encendida una lamparilla o una luz en el pasillo puede ayudar a los niños a sentirse seguros en una habitación a oscuras cuando intentan volver a conciliar el sueño. Una linterna dejada en la mesilla puede ser un buen caza-pesadillas.

Ayude a su hijo a volverse a dormir. Ofrecerle un objeto que lo reconforte puede ayudar a cambiarle el estado de ánimo. Pruebe con alguna de estas cosas para ayudarlo a conciliar el sueño: su peluche preferido para que lo abrace, una manta, una almohada, una lamparilla, un atrapasueños o música suave. O hablen sobre sueños agradables que a su hijo le gustaría tener. Y, para terminar, dele un beso en la palma de la mano para que lo guarde en el puño mientras usted sale de la habitación de puntillas.

Sepa escuchar. No hace falta hablar de la pesadilla más que brevemente a altas horas de la noche; basta con que ayude a su hijo a sentirse tranquilo, seguro y protegido, y con ganas de volverse a dormir. Pero es posible que, por la mañana, su hijo le quiera contar la pesadilla de la noche anterior con todo lujo de detalles. Al hablar sobre la pesadilla, y tal vez, incluso, dibujarla o escribir sobre ella, a plena luz del día, muchas imágenes aterradoras pierden su poder. Es posible que su hijo disfrute inventándose otro final (más satisfactorio) para el sueño.

La mayoría de niños solo tiene pesadillas de forma esporádica, por lo que no hay motivo para preocuparse, y basta con que sus padres los consuelen y tranquilicen. Hable con el médico si las pesadillas suelen impedir que su hijo duerma lo suficiente o si van acompañadas de otros problemas emocionales o de comportamiento.

 

Le dijo a la abuela Mama porque me despertaste cuando estaba soñando,

Y que estabas soñando

Soñaba que estaba en la playa con mi Abuela Martha y quería seguir soñando para ver cosas bonitas y bañarme en el mar, dejame dormir otro poquito mama quiero seguir soñando 

 

Una noche en su cuarto se encontro un termometro y como si fuera medico u otro servidor de la salud, se fue hasta el cuarto de la tia Jennifer, donde se encontro con el tio Jhon y el tio Ñego y les tomo la temperatura y despues le dice al tio Jhon tu estas enfermo tienes gripa y al tio ñego luego de tomarle la temperatura debajo del brazo le dice tu tienes fiebre y te duele la Barriga, cobro por laconsulta una galleta fue se lavo las manos y se fue. 


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