Panco Panquito Francisco y sus huellas
En el año 1975 la población de La Jagua Del Pilar, era
una tierra productora de algodón, se cultivaba en muchos terrenos y en las
algodoneras los comentarios no paraban eso era el pan de cada día y cualquier episodio por pequeño o insignificante que fuece lo agigantaban de tal manera que quien resultara protagonista se volvia famoso.
Para la época estaban de moda en Colombia, los vehículos Francés,
Marca Renault en las líneas 4, 6 y 12 dependiendo del tamaño así era el número.
Tomas Manuel Martínez, vecino del acordeonero Francisco Balcázar Milian, "Panquito" un juglar desconocido para muchos pero de gran valor para su pueblo. Tomás laboraba en la finca La Esmeralda de propiedad de Rafita Mestre, y un domingo cuando se dirigía del pueblo a su lugar de trabajo diviso en la vía polvorosa unas huellas de llanta e carro, que se dirigian hacia el Rio Marquezote, curioso por saber de quien se trataba apuro el paso y llegando al arroyo El Jobo se encontró con Panquito y al ver el tipo de calzado que llevaba puesto y por la estatura de Francisco, Tomás Manuel, se apresuró a decir, jocosamente, a pero si es un Renault 4, Panco que lo escucho de inmediato le reposto enérgicamente, que es lo que es, que Renault 4 ni qué carajo, Tomas le respondió, tranquilo Panco, que eso no es nada, solo es un comentario, pero el chiste trascendió y en las algodoneras se rego rápidamente como el fuego en gasolina, y fue tanta la fuerza con la que impacto que prácticamente le cambiaron el nombre ya nadie lo llamaba Panquito, Francisco ni Panco, sino Renault 4 y se popularizo tanto este apelativo que en las calles destapadas y caminos de la Jagua y el Plan, no era difícil saber por dónde caminaba y se dirigía Panco, es por eso y no por casualidad, que en unas fiestas patronales de La Virgen del Carmen celebradas en el corregimiento del Plan, un 16 de julio “Panquito”, animaba felizmente una parranda donde se encontraban los Jagueros, Juancho Morón su hermano Poncho y Tomas Manuel Martínez entre otros, Panco, cansado de tanto tocar el instrumento sonoro y de pies, en un descuido de los asistentes, puso los pies en polvorosa y se marchó, los parranderos que estaban fascinado con el toque de Balcázar, se dieron cuenta de su ausencia y vieron que en el lugar donde el músico estaba la tierra estaba arada y marcada como si un vehículo lo hubiera trillado y dice uno de los asistente que no era otro que Tomás Manuel ya voy por él y Juancho incrédulo le pregunto y como lo vas a encontrar? a lo que Martínez, respondió señalando el suelo, fácil sigo la trilla de este automóvil y doy con él, risas jajajaja, al poco rato volvió con Panco pero le toco darle un billete más.
El célebre acordeonero Francisco “PANCO” Balcázar, el
hijo de Agustinita y Alfonso Milian, quien naciera en el año 1928 en el
corregimiento El Plan, deja en la memoria de los Jagueros, muchos recuerdos de
intensas parrandas de juglarías registradas en patios y en las plazas de la Jagua
y el Plan, en donde departió con otras leyendas como Colacho Mendoza, Emiliano
Zuleta Baquero, Toño Salas, Chemita Ramos Leandro Díaz; y muchos otros.
Sin duda alguna, Francisco Balcázar, fue
un pilar fundamental en la difusión de la música Vallenata, desde
muy temprana edad desarrolló su inclinación por el acordeón, animando grandes
parrandas en su pueblo y en los últimos años participo como el acordeonero
del conjunto de los adultos mayores ganando premios en la Ciudad de Riohacha.
“Panco” en su juventud también animo muchas veces en casa
de su señora madre Agustina, las famosas festividades del 3 de Mayo, “La Cruz
De Mayo” bailes de colitas muy famosas en toda la región.
“Muy temprano, en la Jagua del Pedregal, el hijo de Agustina, vio que el mundo en su esencia, era un rio musical, tocando y cantando como cantan las piedras, del Marquezote, en creciente y las aves en sus nidos en los árboles.
De niño me parecía Panquito, tan simple y no creía que pudiera ser
extraordinario ni tan grande por su estatura, con el transcurrir de los años entendí que ese tamaño y
esa vida modesta de este juglar, eran pura riqueza cultural y fuerza musical, sólo grandeza”.
Por: Wilfran Saurit
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